9/5/10

Perjudican las familias a los niños deportistas? Retrato de la pasión de las gradas.

Partes de textos extraídos del artículo publicado el 1 de mayo de 2010 en la “Revista de Regio 7”, y adaptado a nuestro deporte Waterpolo.

La familia se ha convertido en una pieza fundamental del gran engranaje que mueve el deporte de base. Los clubs tienen muy claro que quieren disponer de la participación de los padres y las madres en la formación deportiva de sus jugadores. Pero hay un reto latente, que cada uno sepa interpretar su papel.

MADRES Y PADRES, SUMAR O RESTAR DESDE LAS GRADAS.
Los padres y madres - y el resto de la famiília - son un gran espejo en las gradas para los pequeños jugadores. ¿Un padre lleno de amor puede perjudicar a su hijo si se interpone en las decisiones que toma el entrenador? ¿O, por otro lado un técnico puede desbaratar su proyecto de equipo si se enfrenta al árbitro y cierra la puerta a las familias? Los aplausos desde la grada tienen un gran valor, sin embargo, para que estos grandes aucas del deporte base funcione, cada uno ha de saber interpretar su papel.

No sólo hay una pelota en juego. Detrás de los partidos, hay muchas emociones, muchas tensiones y expectativas; el trabajo de toda la semana que se dibuja sobre el campo el de juego. Y en este contexto, el reproche y el insulto lanzados teniendo la sangre caliente - desde el campo, desde el banquillo o desde las gradas - pueden rasgar el esfuerzo de todos los implicados en el deporte infantil.
Pero el apoyo de las familias va mucho más allá del partido o del torneo del fin de semana. Se han convertido en un motor inidispensable de los clubs, en los desplazamientos, en las cuotas y, por encima de todo, en la educación deportiva. Directivos y entrenadores no quieren renunciar a la participación de las familias en esta tarea, pero reconocen ques'han de perimetrar los roles.

EL PADRE-ENTRENADOR Y LOS PEQUEÑOS ESTIARTE.
Un jugador está situado en el sitio exacto que le ha indicado el entrenador antes de empezar el partido. Sabe que lo está haciendo bien, porque tiene muy clara su función dentro del equipo: hacer circular la pelota. De golpe, sin embargo, oye lejana, desde las gradas, la voz que tan próxima se le hace del padre. Le dice que se abra a la izquierda, que haga un, uno contra uno y que marque gol. ¿Ante la doble instrucción, a quien tiene que hacer caso?
Ésta es una de las situaciones que los entrenadores y responsables de clubes lamentan en una misma definición: el padre-entrenador. Esta intromisión provoca "un lío al jugador", y en más, la "desautorización del cuerpo técnico".
La influencia que las madres y los padres pueden ejercer sobre el hijo es fuertísima, ya sea en valores positivos como en negativos.
Hay niños que juegan muy motivados porque entre el público hay quien los está animando tanto si pierden como si ganan. Por contra, hay otros que afrontan los partidos angustiados: "he visto niños que se ponían a llorar en lágrima viva, temiendo lo que le dirían en casa por no haber marcado".
Otra de las tensiones que se pueden generar es cuando se quiere que el hijo sea un pequeño Estiarte. Pero no todos los niños saben jugar como el Manresano, ni tienen una servilleta de papel donde el mejor club les firmará el contrato.

Con todo esto, el psicólogo Pere Alastrué puntualiza que la gran mayoría de los padres conocen los límites de sus hijos. Y no por saberlo se sienten menos orgullosos. Pero que un entrenador no ponga a su hijo de titular es una decisión que toca las teclas más internas de las emociones.
Alastrué también identifica como problema "el doble discurso: cuando se propone el esfuerzo, el sacrificio y la modèstica como hitos sin embargo, a la hora de la verdad, se desea la victoria". Si el equipo contrario marca un gol y el entrenador o el público chillan y dan patadas, Alastrué advierte que esta reacción al niño, que se pregunta: 'si me estoy esforzando pero nos han marcado, por qué se enfanden tanto?'>



EL ÁRBITRO EL SACO DE TODAS LOS GOLPES
A veces parece que haya tantos árbitros por partido como espectadores. El colegiado acostumbra a recibir los reproches de unos y los otros y, en medio del partido, se debate entre blindarse del entorno o tener que intervenir si el pùblico incurre en actitudes violentas. Saber ponerse esta armadura del ambiente que se cuece en las graderías no es fácil y la experiencia es la que da las claves. Se tiene que reivindicar la figura del árbitro como la persona que imparte el reglamento y, por lo tanto, quien tiene la última palabra.

HABLAN LAS MADRES, LOS PADRES Y LOS ENTRENADORES.
Diferentes frasses de los Padres y Madres de los jugadores cadetes; <És muy incómodo encontrarse con actitudes violentas y los jugadores son los primeros que las rechazan. Además, la edad de cadete es la más complicada, porque si los niños ven que el pùblico protesta, ellos se añaden de seguida>. madres y padres, tenemos que tener una actitud positiva en los partidos de los hijos, sobre todo para darles ejemplo>. .cuándo acompañamos a los hijos a los partidos, y nos convertimos en sus espectadores, es animarlos>.
El entrenador," Si los padres chillan, nos ponen en un compromíso, por que tenemos que hacer jugar atodos los jugadores. Los padres no saben como han funcionado los entrenamientos durante la semana, y a veces, és dificil hacer encajar todos los puntos de vista. Una de las discrepancias que puede enfrentar al entrenador con el padre o la madre es cuando quieren que su hijo sea el mejor jugador en el agua".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece un artículo muy interesante, educativo y ajustado a la realidad que se vive hoy en el waterpolo base, en toda España. Pero hay detalles que deberían explicarse mejor, porque cada ser humano es "especial", y de una conducta inesperada en cada cirscunstancia de los partidos, por lo que se hace muy difícil generalizar y definir cuales son buenas o malas actitudes según sea.
Eso sí...la violencia ya sea verbal o física, tanto a árbitros, entrenadores o incluso deportistas es y será siempre censurada. Y en cuanto a lo que se dice de los "padres entrenadores", tiene mucha razón, pero también hasta cierto punto se puede justificar con la aficción, la experiencia y los conocimientos que puedan tener los mismos. Pues ningún padre lo hace con la intención de perjudicar a nadie, simplemente es una típica reacción humana. Me parece más importante en esos casos que tanto el entrenador como los padres deben llegar a un entendimiento según convenga. Pues tampoco los niños son "las marionetas" de los entrenadores,y deben saber que los padres son parte principal de su formación y educación. Las opiniones y debates son buenas siempre que se lleguen a buenos acuerdos entre todos...saludos desde Madrid

Unknown dijo...

Un buen apunte sin duda.
El texto esta extraido de una publicacion y adaptado al waterpolo, pero se puede adaptar a cualquier deporte.
Cada persona es un mundo, y cada persona puede comportarse de una forma u otra segun las circumstancias. Yo mismo cuando estoy a pie de piscina echando fotos, estoy tranquilo y pendiente de la camara mas que del partido, pero cuando estoy en las gradas ni me reconozco, me embriago de la pasion y nerviosismo que hay a mi alrrededor y chillo y protesto como un loco, eso si, sin insultar ni faltar al respeto a nadie.
Supongo que los jugadores, entrenadores y arbritos se contagian tambien de lo que pasa a su alrededor.... partido placido, buen rollo, deportividad en el agua y en las gradas llevara a un partido sin grandes probles y sin tension, por contra una grada excitada, insultos, descalificaciones a arbitros, entrenadores y lo que es peor, a jugadores (seguro que los padres de ese jugador estan tambien en las gradas) lleva a que esa violencia se transmita a los Chavales y acabe todo como el rosario de la aurora.
Los padres somos la piedra angular de todo esto, pagamos equipacion, cuotas de piscina, gasolina, autobuses, peajes, parkings, y mucho de nuestro tiempo para que los chavales jueguen y representen a los clubs, pero eso no nos da derecho a decirle a un entrenador que tiene que hacer, todos hariamos alineaciones (en la que no faltaria nunca nuestro hijo), pero eso es imposible.
Yo confio en el entrenador de mi hijo y tengo el convencimiento de que hace lo mejor para el y para el equipo, el es el quelo entrena cada dia y lo conoce desde que empezo a jugar.
Todo es complicado, pero muchas veces somos nosotros mismos los que lo complicamos aun mas ya sea por envidias, celos, rencores o por teer un mal dia.... intentemos no transmitir todo esto a nuestros hijos.